jueves, 8 de mayo de 2008

La “empatía” y las diferentes realidades

En uno de nuestros talleres, a partir de una lectura, estuvimos reflexionando acerca de la importancia de saber escuchar, ponerse en el lugar del otro, y además, sobre la existencia de múltiples lecturas de la realidad. Trabajamos en grupos, por un lado, Josefina, Susana, Sarita, Eduardo y Mario, y por el otro, Gladis, Alejandro y Ruben. Aquí va el primer texto, el chiste que leímos en el taller, y luego, agregamos otro muy lindo que ilustra también esto de las diferentes lecturas de una misma situación. Ambos, extraídos del libro “Recuentos para Demián” de Jorge Bucay.

“La esposa sorda”
Un hombre llama al médico de cabecera de la familia.-Ricardo, soy yo, Julián.-¡Ah, hola! ¿qué te cuentas, Julián?-Pues mira, te llamo porque estoy preocupado por María.-¿Pero qué le pasa?-Se está quedando sorda.-¿Cómo que se está quedando sorda?-Sí, de verdad. Necesito que vengas a verla.-Bueno, la sordera en general no es una cosa repentina ni aguda, así que el lunes tráemela a la consulta y la miraré.-¿Tú crees que podemos esperar hasta el lunes?-¿Cómo te has dado cuenta de que no oye?-Pues… porque la llamo y no conteste.-Mira, puede ser cualquier tontería como un tapón en el oído. A ver, vamos a hacer una cosa: vamos a detectar el nivel de sordera de María. ¿Dónde estás tú?-En el dormitorio.-Y ella, ¿dónde está?-En la cocina-De acuerdo, llámala desde ahí-Maríaaaaaaaaaaaaaa...!No, ni caso-Bueno, Acércate a la puerta del dormitorio y llámala desde el pasillo-¡Maríaaaaaaaaaaaa! No, no me oye.-Espera, no te desesperes. Ve a buscar el teléfono inalámbrico y acércate a ella por el pasillo llamándola para ver cuándo te oye.
-¡Maríaaaaaaaa, Maríaaaaaaaa! No hay manera. Estoy delante de la puerta y la veo, está de espaldas lavando platos, pero no me oye, ¡Maríaaaaaaaaaaaaa...! No hay manera.
-Acércate más.
El hombre entra en la cocina, se acerca a María, le pone una mano en el hombro y le grita a la oreja: "¡Maríaaaaaaaaaaaaaaaa..! La esposa, furiosa, se da la vuelta y le dice:-¿Qué quieres? ¡Qué quieres, qué quieres, qué quiereeeeeeeeeeeeeeeeeesssssssss!" Ya me has llamado como diez veces y diez veces te he contestado "qué quieres". ¡Cada día estás más sordo, no sé por qué no vas al médico de una vez...!

“La mirada del amor”
El rey estaba enamorado de Sabrina: una mujer de baja condición a la que el rey había hecho su última esposa.Una tarde, mientras el rey estaba de cacería, llegó un mensajero para avisar que la madre de Sabina estaba enferma. Pese a que existía la prohibición de usar el carruaje personal del rey (falta que era pagada con la cabeza), Sabrina subió al carruaje y corrió junto a su madre.A su regreso, el rey fue informado de la situación.-¿No es maravillosa?-dijo-Esto es verdaderamente amor filial. No le importó su vida para cuidar a su madre!! Es maravillosa!Cierto día, mientras Sabrina estaba sentada en el jardín del palacio comiendo fruta, llegó el rey. La princesa lo saludó y luego le dio un mordisco al último durazno que quedaba en la canasta.-¡Parecen ricos!-dijo el rey.-Lo son- dijo la princesa y alargando la mano le cedió a su amado el último durazno.-¡Cuánto me ama!-comentó después el rey-, Renunció a su propio placer, para darme el último durazno de la canasta.¿no es fantástica?Pasaron algunos años y vaya a saber por qué, el amor y la pasión desaparecieron del corazón del rey.Sentado con su amigo más confidente, le decía:-Nunca se portó como una reina…¿acaso no desafió mi investidura usando mi carruaje? Es más, recuerdo que un día me dio a comer una fruta mordida.

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